lunes, 20 de diciembre de 2010

La Locura de la Navidad


Salta, salta salta niño! Grita, grita, grita niño! Grita cuanto puedas para escucharte! no te pierdas en mi consciente que tanto se deja llevar por el que dirán! Vuelve niño y sé mi felicidad fundada en la espontaniendad! Sé mi yo mas expuesto, sé mis libres decisiones.

Solo tú tan desinteresado por todo cuanto tenta a los adultos podrás regresarme a mi mismo, a cuanto de verdad me importa, a lo que de verdad quiero y no toda esta "basura" que tanto agobia dia a dia en forma sea de materia o idea corrupta.

Si antes queriamos salvar al mundo, hoy queremos salvarnos a nosotros mismos a toda costa muchas veces), si antes tal cual niños deciamos la verdad cruelmente, hoy apenas nos rozamos con el concepto de verdad, si nuestra risa fue natural, ahora se puede volver tan falsa que parece la definición de hipocresía, si hacíamos amigos mediante juegos inocentes, ahora esos juegos se suplen por intereses...

Ser sólo el niño que llevamos dentro no es lo ideal por hermosa que se nos plantee la idea, pero no perder al niño con el paso del tiempo nos puede hacer aprender lecciones realmente importantes.

Y así, que la energía del niño supla el cansancio del adulto, que el intelecto del adulto se combine con las intenciones inocentes del niño (voluntad), que de una forma cruelmente expuesta el niño aprenda a manejar temas de adulto y que el adulto no se olvide de la simpleza de los temas del niño, que ambos se complementen y el uno no excluya al otro.

Que mas parecido a esto que la navidad, cuando la alegría nos invade a todos y olvidamos cuantas diferencias existan, cuando nos da por sincerarnos un poco al menos, cuando mas en familia compartimos, cunado mas nos fijamos en el que tenemos al lado, cuando nacen propósitos.

Como idea al aire dejo la pregunta ¿No sería igual todo el año si nunca nos olvidáramos del niño que una vez fuimos, y lo combinásemos con lo que sea que somos ahora?

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