martes, 19 de octubre de 2010

Amor a una Idea

Estoy en una planicie enorme, un gran valle cuyas murallas son las montañas que le rodean, el sonido del viento sobre la grama, una que otra ave despega el vuelo del bosque cercano; cierro los ojos ya que la tranquilidad es lo mas apreciable en momentos como este... tengo el presentimiento de que te acercas poco a poco, una incesante felicidad crece en mi y la sonrisa es lo inevitable.

Se escuchan pasos regulares a la distancia, a derecha e izquierda miles de pasos pesados con un eco metálico junto al sonido de la carga de objetos pesados; por el sonido sé que estoy rodeado y por el sentimiento sé que todos me observan.

Un grito en un idioma irreconocible da inicio a una carrera cuyo sonido se asemeja a un trueno en todo su esplendor y poco a poco la tranquilidad me abandona, me tapo los oídos dado que no soporto y tengo más fe que nunca de que aparecerás.

Silencio absoluto, algo tremendamente frío inicia un corte que entra y sale de mi corazón, el tiempo no se detiene pero me regala segundos lentos, caigo, solo me recibe la grama, solo me acaricia el viento, continua el silencio, se que has llegado...

Aparece un corcel blanco a paso seguro en dirección a mí, estás sobre este corcel, rodeada de un aura blanca, una luz emana a tu alrededor, cuanto tocas se relaja, tu voz es un canto, lo mejor que pudo suceder en estos lentos segundos...

De pronto lo inevitable, lo que tenía que suceder, una gran nube de oscuridad lo rodea todo, emana la maldad de la tierra, el canto se transforma en el sufrimiento de miles, el corcel es ahora más oscuro que la noche, tu luz interna es apenas un recuerdo...

Veo alrededor, cientos de miles han caído, el dolor me invade, quiero que todo desaparezca y la vez te extraño, te necesito ¿Dónde estas?

Lo ultimo que alcanzo a ver es como este corcel se alza relinchando agónicamente... una vez mas decido cerrar los ojos... ¡ Aquí estas! Solo aquí vives, es este tu hogar, perdóname por haberte abandonado...

Vuelvo a ser como un niño acurrucado por su madre a la vez que su padre posa su mano sobre su hombro, he vuelto a casa, aquel campo épico de valientes y héroes queda atrás, el engaño del amor sigue latente... este sabor amargo... de vuelta a la realidad...

¿Cuándo decidirás participar en ella junto a mí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario